2017

domingo, 26 de noviembre de 2017

75 aniversario de Casablanca

Casablanca, la película más amada de la historia, según el dictado de Billy Wilder, es antes que nada una contradicción, una caprichosa casualidad donde se dieron cita todos los accidentes del mundo. Si se mira de cerca nada en esta modesta producción de la Warner que utilizaba los decorados originalmente pensados para otra película (The desert song, estrenada un año antes) la señalaban, no ya para la gloria, sino para algo más que simplemente lo ordinario. Cuesta trabajo identificar al verdadero autor de un guión manoseado, tomado de una obra de Broadway que jamás conoció el éxito.También resulta trabajoso detectar la firma de un director que pasó más tiempo solucionando problemas de intendencia que dando forma a su particular visión de un amor sacrificial. De eso se trata. Bogart, un tipo bajo y ligeramente acomplejado por su edad y su incipiente calvicie, interpretaba su primer papel lejos del estereotipo de gánster despiadado. Ingrid Bergman, además de no ser la primera opción para el papel, se pasó media película con cara de póquer ante la imprecisión de un personaje que literalmente se fue construyendo a medida que avanzaba el rodaje. Todo ello por no hablar de que la canción de la que todo el mundo se sabe los dos primeros versos a punto estuvo de ser sustituida. No contaba con el visto bueno del irrefutable Max Steiner.


Pese a todo, nadie puede con ella. Así pasen 75 años de su estreno, hoy fue el día del debut, y nos lo recuerde de manera tan meticulosa como devota el libro 75 años de leyenda (Notorius) editado por Eduardo Torres-Dulce, cinéfilo antes que fiscal, y por el que asoman firmas tan bogartianas como la de José Luis Garci, Fernando Méndez-Leite, Oti Rodríguez Marchante, Carlos Marañón, Manuel Hidalgo o Miguel Marías. La pregunta sigue siendo por qué. ¿Por qué, en palabras de Umberto Eco, «una fotonovela-folletín, donde la verosimilitud psicológica es muy débil y los efectos dramáticos se encadenan sin demasiada lógica» nos puede y nos retrata con tanta precisión? ¿Qué hace que cualquiera que en un momento dado, por necesidad o por simple despiste, haya caído en sus redes ya no encuentre la forma la liberarse de cada una de sus líneas definitivas de guión, de la caída de ojos de sus protagonistas o de la bruma de los sueños, con perdón, que la envuelven? Ángel Fernández-Santos habló de ella como «un sueño compartido» y, a su manera, siempre laberíntica, dio con la clave. 


Más sobre la canciónA Max Steiner no le gustaba que As time goes by no fuera suya. Intentó cambiarla. El pelo corto de Ingrid por otro rodaje impidió las nuevas tomas.

En 1982, el periodista y aspirante a guionista Chuck Ross decidió gastar una pequeña broma a la industria del cine. Nos lo cuenta el libro casi definitivo sobre la película We'll Always Have Casablanca, de Noah Isenberg. Bajo el título Everybody comes to Rick's, el de la obra original de teatro, envió el libreto de Casablanca a 217 agencias dedicadas a cazar talentos. Introdujo, eso sí, algunas leves modificaciones como los nombres de los personajes, el lugar en el que situar la acción y el borrado de algunas de las frases míticas. Aparte de los 90 que ni se molestaron en leer un guión no pedido, sólo 33 reconocieron el chiste, el resto llenaron los márgenes del manuscrito con anotaciones del tipo: «Lea el manual de Syd Field», «Demasiado diálogo», «Historia increíble», «Argumento delirante»... Y lo más paradójico, más allá de la poca cultura cinematográfica demostrada por los correctores, es que tenían razón. Sólo se les puede echar en cara que Syd Field, el que más ha hecho por sistematizar la escritura de guiones, sigue considerando el de Casablanca el mejor de la historia.

Repasar, aunque sea en un párrafo, la historia del libreto da la pauta. Se antoja prácticamente imposible dar con una persona a la que atribuirle el sagrado beneficio de la autoría. La idea original es cosa de la pareja profesional formada por Murray Burnett y Joan Allison. Ellos firman la obra de teatro en la que se fijó el productor Hal B. Wallis. Cuenta el primero de los autores que conocer la situación de los refugiados judíos en su luna de miel por Europa y, más concretamente, la amistad fugaz entablada con un pianista en Viena fue el desencadenante de todo. A uno de los innumerables consultores de guión a los que les tocó dar su opinión le llamó la atención el carácter de Rick, definido como «dos partes de Hemingway, una de Scott Fitzgerald y una pizca de Jesucristo». Los peculiares hermanos gemelos Epstein se encargaron de añadirle la mordiente y las mejores líneas («¿Cuál es su nacionalidad?» «Borracho»). Y siempre lo hicieron en clave tan cómica como ácida. Cuando se fueron de la producción, reclamados por Frank Capra, el encargo pasó a Howard Koch que se esforzó en construir un melodrama a distancia del humor corrosivo de sus predecesores. Faltaría Casey Robinson que, además de eliminar parte de la deriva pomposa de Koch, se encargó de construir la historia de amor. Por supuesto, hubo más y el hijo de Bogart no deja pasar la ocasión en la biografía de su padre para recordar que muchos de los diálogos definitivos eran casi improvisados minutos antes de que Curtiz, siempre de los nervios ante tanto desorden, dijera «acción». 


Ingrid BergmanEl primer anuncio puso a Ann Sheridan en su lugar junto a Reagan. Luego vendrían Hedy Lamarr y Michèle Morgan. Bergman llegó después de que David O. Selznick aceptase un intercambio: ella por Olivia de Havilland.

El propio rodaje admite cualquier adjetivo menos el de sensato. Curtiz no paró un segundo de usar su inglés aproximado para abroncar sin pausa a todo el mundo en general y a su ayudante Lee Katz muy en particular. Nunca llegó a tener en sus manos algo así como un guión definitivo. Para alguien que se consideraba a sí mismo antes que nada un artesano, un hombre de oficio, aquello era como la más fiel aproximación a su peor pesadilla. Y, sin embargo, se repuso al caos. Es más, lo hizo suyo hasta el punto de hacer brillar su talento en cada una de las dificultades. ¿Cómo conseguir que la maqueta de un triste avión mal construido luciera como una auténtica aeronave en la más crucial de las escenas que ha vivido el cine? Katz cuenta que la idea de contratar a unos enanos para «hacer más grande» lo que no lo era fue de Curtiz. Y como ésa, todas y cada una de las soluciones que igualan la textura de la película a la de los propios sueños.

André Bazin, padre de la crítica francesa, otorga la autoría de la película al genio del propio sistema del Hollywood dorado. Y Eco, en un artículo ya mítico, localiza en ella todos los arquetipos eternos. Desde el mito sacrificial, al amor desgraciado pasando por la pasión viril o socrática (léase homosexual), todo está ahí. «Pero justamente porque están todos los arquetipos, justamente porque Casablanca es la cita de otras mil películas y porque cada actor repite en ella un papel interpretado otras veces, opera en el espectador la resonancia de la intertextualidad», dice el italiano convencido de que «cuando todos los mitos irrumpen sin pudor alguno, se alcanzan profundidades homéricas. Dos clichés producen risa. Cien, conmueven». 

Humphrey BogartCuando Jack Warner se enteró de que el papel era para Bogart, dijo: «¿Pero quién querría besar a ese tipo?». «¿Cómo alguien tan guapa y joven como Ingrid se va a enamorar de mí?», llegó a preguntarse Bogart, según escribió su hijo.


Decía Borges, quién si no, que cuatro son las historias posibles. La de la ciudad asediada, la del regreso, la de la busca y la del dios sacrificado. Casablanca es, en efecto, una Troya que se desangra en un conflicto crucial donde se dirime la suerte de la humanidad; tanto Rick como Ilsa regresan después de una gran viaje al principio de su amor como hiciera el mismo Ulises; todos en ese extraño lugar que es el bar de Rick se desviven por encontrar su particular vellocino de oro, y, por fin, sólo el sacrificio del amor, de lo más preciado, del dios más deseado, abre el camino de la libertad. Y de una bonita amistad, recuérdese. En efecto, Casablanca como El Quijote fue escrita por el tiempo, por nuestro tiempo. Y así hasta convertirse en la memoria de un sueño compartido.


FUENTE: http://www.elmundo.es 

martes, 29 de agosto de 2017

35 años sin Ingrid Bergman

Hoy es una fecha importante en este blog. En concreto para mi pues Ingrid Bergman fue una figura clave en mi descubrimiento del cine clásico. Aquí va un pequeño homenaje a esta gran actriz sueca.

Cronograma de la desaparición de la actriz sueca:



JUEVES, 26 de febrero de 1981

Ingrid Bergman
Ingrid Bergman, actriz de 66 años y abuela, ha anunciado en Jerusalén que se ha retirado definitivamente del cine para pasar el resto de sus días con su familia, al tiempo que acusó a los filmes de Hollywood de ser «demasiado pornográficos y deslenguados».

DOMINGO, 29 de marzo de 1981

La actriz cuenta su propia vida en un libro de memorias titulado Mi historia, que acaba de publicarse en Italia. A lo largo de 550 páginas, escritas en tres años con la colaboración del escritor Alan Burgess, la narradora, autora y protagonista de Mi historia, una mujer de 64 años, que vive solitaria en un apartamento londinense, relata la tempestuosa aventura de su vida. Tres matrimonios y otros tantos divorcios, cuatro hijos, sesenta producciones cinematográficas, teatrales o televisivas, tres oscars y dos recientes operaciones por tumores en el seno, son el balance de su existencia que ofrece la actriz en su autobiografía. «Mi mundo es un castillo de ficciones que nosotros, la gente del cine y del teatro, sabemos crear», declaró Ingrid Bergman con relación a su historia. «Cada noche salimos al escenario donde vivimos en ese mundo imaginario que hemos inventado».

JUEVES, 10 de septiembre de 1981

La sueca se encuentra en Israel para estudiar la figura humana de Golda Meir, antigua jefa del gobierno israelí muerta al finalizar la década de los setenta, con el fin de llevar al cine su vida.  Mientras realiza los preparativos para el rodaje de Una mujer llamada Golda, posiblemente el último papel que lleve a la pantalla, la actriz sueca, que se ha declarado seguidora de Julio Iglesias, tiene pensado asistir a uno de los recitales que el cantante español está dando actualmente en Jerusalén. Ingrid Bergman, que acaba de cumplir 66 años, fue galardonada. en dos ocasiones con el oscar de la Academia de Hollywood, y sus películas más conocidas son Casablanca y Encadenados

VIERNES, 16 de abril de 1982

La famosa actriz sueca que cuenta actualmente tiene 67 años, lucha contra la muerte tras la aparición, por tercera vez, de un cáncer, según publicaba ayer el londinense Daily Mirror. La protagonista de Casablanca se encuentra actualmente en Londres, ha confirmado su agente neoyorkino, quien asegura que la actriz "no está bien del todo". "Sabemos que está enferma", añadió su representante en Nueva York, "pero estamos esperando saber la gravedad de su estado". Ingrid Bergman sufrió la extirpación de un pecho en 1974 y fue operada del otro en 1979. Ayer era esperada en la ciudad de los rascacielos para entregarle un premio por la interpretación de Golda, que versa sobre la vida de Golda Meir, su último papel en el cine hasta el momento.

MARTES, 31 de agosto de 1982

La actriz sueca Ingrid Bergman murió ayer, en Londres, después de librar una larga batalla contra el cáncer. Había cumplido el domingo pasado 67 años y, a pesar de las dos operaciones a que fue sometida, en 1974 y en 1979, con la ablación de los dos senos, no cesó en su actividad artística y social hasta el final. Su último papel en el cine fue una magistral interpretación de la ex primera ministra israelí Golda Meir, por la que recibió una distinción intemacional. Lanzada a la fama junto a Humphrey Bogart en Casablanca, poseía tres oscars de la Academia de Hollywood, dos cintas de plata del cine italiano a la mejor actriz extranjera y el emmy de televisión, entre otros premios.

MIÉRCOLES, 1 de septiembre de 1982

Ingrid Bergman
Los cuatro hijos y el tercer marido de Ingrid Bergman, Lars Schmidt, se reunieron ayer en Londres para asistir a la lectura del testamento de la actriz sueca y conocer sus deseos sobre el modo en que se realizarán los funerales. Ingrid Bergman, que murió de cáncer el lunes pasado,  cuando cumplía  67 años de edad, será incinerada y sus cenizas llevadas a Suecia, donde nació el 29 de agosto de 1915.

Las tres hijas de Ingrid Bergman: Pia, de 42 años, nacida del primer matrimonio de la actriz, con Peter Lindstrom, y las mellizas Isabella e Ingrid Isotta, de veintisiete años, fruto de su unión con el director italiano Roberto Rossellini, llegaron anteayer a Londres desde Nueva York, mientras que el único hijo varón, Robertino Rossellini, de 32 años, era esperado anoche en la lujosa mansión en la que falleció su madre, en el elegante y céntrico barrio londinense de Knightsbridge. En esa casa, el mismo domingo, unas horas antes de su muerte, la actriz reunió a un grupo de amigos para celebrar con champaña el día de su cumpleaños. En la fiesta también estaban una prima de Ingrid Bergman, la que fue su niñera en Suecia, y Lars Schmidt, de quien la estrella se divorció en 1978, después de años de matrimonio.

La muerte de Ingrid Bergman, de quien el diario The Times afirmaba ayer que fue una personalidad "que logró cubrir admirablemente la distancia que media entre una estrella de cine y una actriz", causó una gran impresión en el mundo artístico, en el que había logrado un gran respeto, "Era una de las mujeres más maravillosas que he conocido", declaró Liza Minnelli, que trabajó con la actriz sueca en 1976, en la película Cuestión de tiempo, dirigida por el padre de Liza, Vincente Minnelli. Por su parte, la sueca Liv Ulimann, que compartió el estrellato con Ingrid Bergman en Sonata de otoño -la única película que la Bergman logró hacer al lado de su compatriota Ingmar Bergman-, dijo en Nueva York que su desaparición "se va a notar terriblemente", en tanto que el actor Anthony Quinn declaraba que "pocos actores y actrices podrían demostrar una profesionalidad tan profunda y seria como la suya". Anthony Quinn trabajó con Ingrid Bergman en 1970, en la película Secretos de una esposa. "No podrá ser reemplazada", afirmó.

En Hollywood la reacción ante la muerte de una de sus actrices preferidas no se hizo esperar y fue especialmente sentida entre los actores y directores veteranos, que rindieron un homenaje al talento y, sobre todo, al coraje que Ingrid Bergman ha puesto en su lucha contra el cáncer que sufría desde hace ocho años. Joseph Cotten, su compañero en la película Luz de gas, con la que Ingrid Bergman ganó, en 1944, su primer oscar de la Academia de Cinematografía de Hollywood, afirmó que la actriz sueca era "uno de esos personajes que surgen de tarde en tarde". 

Igual opinión tienen en Suecia, donde los medios de comunicación calificaron a la actriz fallecida como "la más grande de las artistas" de aquel país, y "la última gran actriz de dimensión internacional desde que Greta Garbo se refugió en el anonimato". Esta opinión del diario Aftonbladet, de Estocolmo, era ampliada por su colega el Dagens Nyheter en el sentido de señalar como el mérito mayor de Ingrid Bergman el haber seguido siempre "un camino de honestidad artística, a pesar de los envites del mundo cinematográfico y las fastos de Hollywood". El mismo periódico señalaba que esa lucha de una mujer entre su vida privada y la vida pública podría ser, precisamente, la interpretación última del papel de Ingrid Bergman en la película que rodó junto a Ingmar Bergman, Sonata de otoño, un film que "serviría para epílogo de la historia de la gran actriz si la enfermedad ya latente en ella no la hubiera permitido todavía interpretar el papel de Golda Meir en el que fue su último trabajo y su último premio".


JUEVES, 2 de septiembre de 1982

Bergman
Los restos mortales de Ingrid Bergman, fallecida en Londres el pasado lunes víctima de una larga enfermedad cancerígena, fueron incinerados en la mañana de ayer, en una ceremonia privada a la que asistieron los cuatro hijos y el último marido de la actriz sueca, Lars Schdmidt, y algunos amigos de la familia. Estaban presentes treinta personas. La familia no ha decidido aún la fecha del funeral, aunque sí que esta ceremonia se desarrollará también en la intimidad. Joseph Daly, esposo de una de las hijas de Ingrid Bergman, Isotta Rossellini, declaró al salir del funeral que "se decidió que fuese privado, seguido por un servicio en su memoria, porque eso es lo que le hubiese gustado a ella".

La radiotelevisión británica BBC anunció ayer que el próximo domingo, como homanaje a Ingrid Bergman, la primera cadena de televisión pasará la película Casablanca, estrenada en 1942 y que lanzó a la fama internacional a su protagonista en aquel inolvidable papel junto al actor Humphrey Bogart. Otro tanto hará Televisión Española, aunque en este caso la película programada para el sábado por la noche, a las 22.20 horas, es Anastasia, rodada 13 años más tarde, en 1955, bajo la dirección de Anatole Litvak y al lado del actor Yul Brynner.




fuente: El País

viernes, 26 de mayo de 2017

110 años de John Wayne

En el 108 aniversario del nacimiento de John Wayne vamos a repasar su biografía, que esconde unas cuantas curiosidades. Wayne protagonizó un buen puñado de películas que han pasado a la historia del cine. Entre ellas una de las joyas del western dirigida por John Ford, Centauros del desierto. En este género fue donde desarrolló su carrera, con títulos emblemáticos como Valor de ley, Río Bravo y El hombre que mató a Liberty Valance.

John Wayne


El escritor Scott Eyman resumió su intensa vida en John Wayne, The Life and Legend, una biografía en la que revela algunos detalles curiosos de la vida del actor.

- Hacía trampas al ajedrez

El ajedrez era una de sus pasiones, afición que compartía con alguno de sus compañeros del mundo del cine. Pero el actor en varias ocasiones fue acusado de hacer trampas. El también intérprete Robert Mitchum aseguró que con sus grandes manos podía hacer un movimiento mientras cambiaba otra pieza.

- Apasionado de la literatura

Le encantaban las novelas de Agatha Christie, aunque sus dos libros favoritos eran de Arthur Conan Doyle, precisamente dos novelas históricas: La compañía blanca y Sir Nigel. También se declaró fan del escritor Charles Dickens

- Su nombre de pila

Al igual que muchos otros actores John Wayne se puso un nombre artístico. Sus padres le bautizaron como Marion Robert Morrison, un nombre, el de Marion, que no le gustaba demasiado, prefería el apodo de Duke, por el que le conocían en su familia.

- Era un «huevo escalfado» para John Ford

Pero Duke no era el único mote por el que era conocido. Durante el rodaje de Centauros del desierto, la actitud de John Ford enfureció a Wayne, quien llegó a decir que «quería matarlo». Por su parte el cineasta le gritó en alguna ocasión: «¿No sabes caminar? Eres tan torpe como un hipopótamo. Y deja de arrastrar el diálogo, muestra alguna expresión. Pareces un huevo escalfado».

- Fue periodista deportivo

En su época de instituto fue un alumno muy implicado en la vida académica. Jugaba en el equipo de fútbol, participó en los grupos de debate y fue presidente del club de latín. Además trabajó como redactor en el periódico del instituto, en el que escribía sobre deportes.

- Implicado en política

Nunca escondió su ideología de derechas. El actor se enfrentó a Jane Fonda por su discurso anti-guerra de Vietnam y fue un ferviente defensor de Richard Nixon, incluso después del caso Watergate. A Wayne le gustaba debatir con Paul Newman sobre política, quien le enviaba textos de pensadores progresistas

- Impresionado con Churchill

En varias ocasiones confesó a su círculo de amigos que tenía en alta estima a Winston Churchill, Primer Ministro de Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial.

- Era un buen ganador

Cuando en 1969 se llevó el Oscar a Mejor actor por Valor de Ley, Wayne le dijo a Barbra Streisand que había sido «la suerte del principiante». Más tarde, en la fiesta después de la ceremonia, se acercó a Richard Burton -nominado también a Mejor Actor-, le entregó el Oscar y le grito: «Tú debías tener esto, no yo».

- Supersticioso

Una de las cosas que le sacaban de sus casillas era que alguien dejara su sombrero en la parte superior de la cama. Tampoco se le podía pasar la sal directamente durante una comida. Había que acercársela y dejarla en la mesa.

- La anécdota de los zapatos azules

La primera vez que conoció a Michael Caine, Wayne le aconsejó que nunca llevara zapatos de ante azules. Cuando el actor británico preguntó por qué, le contestó que en una ocasión conoció a un seguidor que se meó en sus zapatos de ante azules

miércoles, 19 de abril de 2017

La opinión de Olivia de Havilland sobre "Feud"

Feud llegó a FX el pasado 5 de marzo de 2017 y consiguió encajar a la perfección entre los espectadores. La archiconocida rivalidad entre dos de las grandes estrellas del Hollywood dorado, Bette Davis y Joan Crawford, su participación como protagonistas en la película ¿Qué fue de Baby Jane? y su antipatía detrás de las cámaras conforman la columna vertebral de la primera tanda de episodios de la ficción de Ryan Murphy.

Catherine Zeta-Jones es Olivia de Havilland en 'Feud'

Además de los dos personajes principales, interpretados por Susan Sarandon y Jessica Lange, muchos más rostros conocidos del séptimo arte de la época aparecen en Feud: Bette and Joan. Olivia de Havilland, a la que da vida en la serie Catherine Zeta-Jones, es la única gran actriz que todavía está viva y que cuenta con una trama dentro de la ficción de FX.

The Hollywood Reporter se puso en contacto con ella para comentar algunos aspectos de Feud y, a través de un e-mail, la actriz -que cumplió 100 años el pasado mes de julio- confesó que no veía la serie ni tenía intención de hacerlo: "No viendo la serie, no puedo hacer un comentario válido sobre ella". Además, añadió que "me opongo a cualquier representación de personajes que ya no están vivos para juzgar la exactitud de cualquier incidente".

El quinto capítulo de Feud recreó la ceremonia de los Oscar de 1963 y la campaña que elaboró Crawford para conseguir que su compañera de reparto, Bette Davis, no recibiera la estatuilla a Mejor Actriz. Sobre este asunto, Olivia dejó muy claro que no quiere remover asuntos del pasado: "Lamento decir que no la recuerdo de ninguna manera y por lo tanto no puedo garantizar su exactitud".

domingo, 16 de abril de 2017

128º aniversario del nacimiento de Charlie Chaplin


El 16 de abril de 1889 nacía Charles Spencer Chaplin. De padres artistas, poco tardó este joven inglés -cuyo lugar exacto de nacimiento sigue siendo todo un misterio- en abrazar el mundo del espectáculo y, más concretamente, el del cine. Y en el séptimo arte marcó un antes y un después; se convirtió en icono.





Apenas cumplida la veintena llegó a Los Ángeles con la cabeza llena de ideas. Las mismas que, poco a poco y haciéndose hueco en la industria -fundación de United Artists mediante-, fue plasmando en sus películas entre los años 20 y los 50, periodo durante el que dejó su mayor legado. 

A los 88 años de edad, la luz de Charles Chaplin se apagó la Navidad de 1977 en su residencia de Vevey, Suiza. Pero para la eternidad quedaron cintas como La quimera del oro (1925), Luces de la ciudad (1931) y El gran dictador (1940) y, por supuesto, el mítico personaje de Charlot. Por eso como homenaje en el 128º aniversario de su nacimiento, repasamos 5 de sus clásicos fundamentales.

EL CHICO
Un retrato de la pobreza en los años 20 a través de la virtuosa y original mirada de Chaplin. Uno de sus mejores largometrajes; seguramente el más triste. El vagabundo (Chaplin) se encuentra a un bebé desamparado (Jackie Coogan) y lo cuida entre pillerías hasta que lo reclaman para ingresar en un orfanato. Divertida y conmovedora.


EL GRAN DICTADOR
La película más exitosa de Chaplin como director. Un barbero judío y un tirano anti-judíos guardan, curiosamente, un asombroso parecido. A partir de ahí se desencadenan una serie de casualidades que se acaban convirtiendo en este aplaudido alegato contra el fascismo. Para rematarlo, un discurso para la historia.

LA QUIMERA DEL ORO
Una de sus películas más hilarantes, con fragmentos históricos de humor físico y que da buena muestra del manejo que Chaplin tenía de la escena. Interpreta a un buscador de oro que llega a Alaska a comienzos de siglo, pero una tormenta de nieve lo lleva a refugiarse en la cabaña de un bandido. Charles Chaplin por antonomasia.

TIEMPOS MODERNOS
Brillante sátira política y social sobre la industria y La Gran Depresión, no por ello menos divertida que el resto de sus largometrajes. Su famoso The Tramp (Vagabundo) es, en esta ocasión, un humilde trabajador que un día pierde la razón y es despedido. Desde la cárcel, y más tarde fuera de prisión de nuevo, sigue con su lucha por sobrevivir.

LUCES DE LA CIUDAD
El Chaplin más romántico y emotivo. Su Charlot se enamora de una chica ciega a la que no cuenta que está en la vil ruina. Así, para esconder su verdadera identidad y, sobre todo, ayudar a la joven a recuperar la vista, el protagonista pasa una y mil penurias con tal de conseguir el dinero. Hermosa, divertida y con un hondo poso de melancolía.

Fuente: Europa Press


viernes, 17 de marzo de 2017

La actriz ingeniera



Hedy Lamarr fue la inventora de un sistema secreto de comunicaciones, femme fatale, cleptómana, políglota, posiblemente espía, experta en arte y, con permiso de Gene Tierney, la actriz más bella de la Historia del Cine. De todo eso, y de muchas otras cosas, incluidas sus correrías sexuales y sus seis matrimonios con sus seis divorcios, da cuenta su autobiografía Éxtasis y yo, publicada en España por primera vez de la mano de Notorius Ediciones.

Hedy Lamarr
En 1965, a sus 51 años y navegando viento en popa a toda ruina, Lamarr firmó un contrato de 200.000 dólares por publicar sus memorias, un proyecto editorial patrocinado por la Metro Goldwyn Mayer para relanzar su carrera. Para ello recurrieron a los habituales negros literarios, en este caso Leo Guild y Cy Rice, que grabaron 50 horas de entrevistas con la actriz. La diosa de mármol que fuera Dalila en la gran pantalla estaba más delgada que nunca, perdida entre su adicción a las pastillas, sus visitas al psiquiatra y el peso de las deudas. 

El resultado fue calificado por ella misma como "ficticio, falso, vulgar, escandaloso y obsceno". No tardó en denunciar a la editorial para intentar parar la publicación, pidiendo 10 millones de dólares por daños y perjuicios. Perdió el litigio (firmó el contrato antes de leer el libro), y esa ficción, la de la actriz superficial y sexualmente insaciable tanto con hombres como con mujeres, se convirtió en la única verdad posible sobre su atribulada existencia.

Pese a las licencias que se tomaron Guild y Rice, incluidas transcripciones completas de sus sesiones de psicoanálisis y confesiones sexuales dignas de una novela romántica de serie B, el libro desenmascara la endiablada maquinaria de Hollywood, entre los efluvios del champán y las resacas de las fiestas en las que se firmaban y rompían acuerdos. Éxtasis y yo también dibuja el fascinante recorrido vital de la mujer que conquistó la fama gracias al cine y la inmortalidad, ya en el último tramo de su vida, gracias a un invento que es la base de las comunicaciones modernas, Bluetooth y wi-fi incluidos. "No temo a la muerte porque no temo a nada que no comprendo", afirmó Lamarr. Como bien dice Diego Moldes en el prólogo, una reflexión "digna de un metafísico, pura escatología teológica". Queremos creer que esa era la auténtica Hedy... aunque nunca lo sabremos.

Nació en Viena en 1914 con el nombre de Hedwig Eva Maria Kiesler, hija de un banquero y una pianista judíos, pero el mundo la conoció con el nombre que le puso el productor Louis B. Mayer poco antes de desembarcar en Nueva York. El revuelo de periodistas para recibirla en los muelles de la Gran Manzana estaba justificado: pese a tratarse de una actriz europea de escasa trayectoria en el cine, suyos eran el rostro y el cuerpo desnudo que aparecían en Éxtasis, la primera película en mostrar en primer plano el momento álgido del orgasmo femenino.

Rodada en 1933 por el cineasta checo Gustav Machatý, el filme provocó las iras de sus padres, de su marido por aquel entonces -Fritz Mandl-, del papa Pío XI y de toda la maquinaria censora del puritanismo yanqui, que mantuvo prohibida su exhibición durante más de 20 años en varios estados del país. 

La niña desgarbada que había estudiado en las mejores escuelas privadas de Austria y Suiza persiguió su sueño de ser actriz viajando a Berlín y colándose en un ensayo del dramaturgo Max Reinhardt con la ayuda de un joven Otto Preminger. Sobre el escenario del teatro es donde la descubrió Fritz Mandl, uno de los hombres más ricos de la época, dueño de una fábrica de armamento que suministraba material de guerra a las tropas de Hitler y Mussolini, calificados por Lamarr como "extravagante" y "presuntuosillo", respectivamente.

Dos años duró aquel primer enlace matrimonial de la actriz, que relata en el libro su estatus de esclava sexual en la lujosa mansión del empresario, hasta que consigue escapar a París con una maniobra digna de película de Hitchcock: cambió de criada para elegir a una que se pareciera a ella, ensayó sus gestos y su manera de andar, le administró un sedante, se puso su ropa y logró escapar sin ser vista hasta la estación de ferrocarril. "Había jugado a tenerme prisionera. Yo jugué a escaparme. Él perdió".

Cuando las cosas se pusieron feas en Francia, Londres fue la siguiente escala y de ahí, el salto a Hollywood de la mano del más familiar de los estudios. "Las nalgas de una mujer son para su marido, no para los espectadores", le espetó el mandamás de la MGM en su primera entrevista en referencia a Éxtasis. Su sensualidad, sin embargo, siempre fue utilizada como reclamo. Desde Argel (1938), donde seducía a Charles Boyer luciendo su famoso turbante, Lamarr fue elegida para interpretar a todo tipo de mujeres exóticas, objeto de deseo del clásico héroe americano blanco. El verdadero éxito tardó algo en llegar, pero mientras tanto logró establecerse como morena de rompe y rasga al lado de estrellas como Clark Gable, James Stewart o Spencer Tracy.

Ella misma se queja de su falta de criterio con los guiones, y lamenta haber rechazado los papeles de Casablanca y Luz que agoniza, vehículos para el lucimiento de la que fue su gran rival fuera de la pantalla, Ingrid Bergman. Algunas de las películas que sí hizo merecieron mejor suerte, como su favorita, Noche en el alma, de Jacques Tourneur, o La extraña mujer, en la que da vida a la más fatal de las mujeres fatales.

En 1949 le llegó el papel que la consagraría definitivamente, el de cortadora de melenas en Sansón y Dalila, de Cecil B. DeMille y su mayor éxito de taquilla. Por lo menos gozó de la gloria antes de su declive, en un Hollywood no tan distinto del actual, tan cruel con sus estrellas femeninas que sabía cómo hacerlas deseables, etéreas, dignas de las fantasías más inconfesables de la población masculina, para después condenarlas al más cruel de los olvidos cumplidos los 40. 

Por extraño que parezca, la autobiografía no revela ni el más mínimo detalle de su faceta como inventora, así que el crítico Guillermo Balmori aprovecha el epílogo para explicar los pormenores de la técnica de encriptación que desarrolló junto al músico George Antheil, conocida como "Salto de frecuencia", pensada inicialmente para teledirigir torpedos, pero que ha acabado contribuyendo decisivamente a las comunicaciones modernas.

Y es que la actriz fue mucho más que una estrella de Hollywood. Como ella misma explica, "cualquier chica puede ser glamourosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida". Hedy Lamarr era, precisamente, todo lo contrario.

Fuente: El Mundo


miércoles, 15 de febrero de 2017

Recordando diálogos: Gilda II

Gilda: You do hate me, don't you, Johnny? 

Johnny Farrell: I don't think you have any idea of how much. 

Gilda: Hate is a very exciting emotion. Haven't you noticed? Very exciting. I hate you too, Johnny. I hate you so much I think I'm going to die from it. Darling... [they kiss passionately] 

Gilda: I think I'm going to die from it.

viernes, 3 de febrero de 2017

lunes, 30 de enero de 2017

lunes, 16 de enero de 2017

Recordando diálogos: El padrino

Don Corleone: You look terrible. I want you to eat, I want you to rest well. And a month from now this Hollywood big shot's gonna give you what you want.

Johnny Fontane: Too late. They start shooting in a week.

Don Corleone: I'm gonna make him an offer he can't refuse. Okay? I want you to leave it all to me. Go on, go back to the party.

sábado, 14 de enero de 2017

Personajes de cine: Sam Spade

Se cumplen 60 años de la muerte de Humphrey Bogart y le queremos recordar a través de uno de sus personajes más icónicos.

Agresivo e impredecible. Cínico, solitario, egoísta y machista. Un perdedor, también. El detective Sam Spade es estas y otras muchas cosas. Personaje creado por Dashiell Hammett, reducido a una novela magistral, El halcón maltés, y tres relatos cortos,  es grandioso cuando las cosas se ponen mal y saca lo mejor de sí para, como no podía ser de otra manera, volver a perder.



Hay un momento genial en el Halcón Maltés. Spade come con Brigid O’Shaughnessy, mujer fatal perfecta. Ella miente y le oculta detalles esenciales del lío en el que están metidos; él lo sabe pero no importa. Ella le ha acusado varias veces de “agresivo e impredecible”; él, riéndose, replica: “Suelo enterarme de las cosas a base de sabotear la situación de la manera más agresiva e impredecible. Por mí no hay inconveniente, si tú estás segura de que por ese sistema no vas a salir perjudicada”. Ese es Sam Spade. Cínico, amenazante, verbalmente brutal.

Nuestro amado detective tiene 38 años, es fuerte y de dedos gruesos, mide más de 1,80, fuma tabaco de liar y bebe lo que haya: bacardi, botella de Manhattan ya preparado… Es un personaje de excesos y contradicciones: adora a las mujeres pero siempre va a parar con la que no le conviene; le gusta el dinero aunque suele andar escaso; odia no devolver un puñetazo; acaba de perder a su socio Archer y no lo siente, no lo podía ni ver, pero investiga su muerte como si fuese la de su ser más querido por honestidad, profesionalidad y porque nadie es quien para matar a su socio sin recibir castigo.

Pero es en su relación con las mujeres y en sus grandes discursos donde Spade despliega toda su fuerza. O’Shaughnessy es fría y perversa, egoísta, ambiciosa. Se presenta desvalida, con gestos de colegiala. Spade sabe que no es real, que detrás no hay más que problemas, pero pica el anzuelo. Trata de apartarla, pero vuelve a picar. Hay un monólogo en el que Spade le explica por qué no se puede fiar de ella que es grandioso. En la película dirigida por John Huston en 1941 se respeta casi en su totalidad, como en tantas otras ocasiones, el texto original, con lo que es mejor verlo recitado por Humphrey Bogart que escrito.

Su secretaria Effie Perine es la otra mujer de su vida. Cualquier mente bien pensante dirá que su relación está marcada por el machismo, sin embargo, se ve una amistad en la que siempre se sugiere algo más, una relación llena de confianza y complicidad, de guiños y grandes diálogos de pocas palabras, algo muy parecido al amor, al bueno. ¿Anticuado? 

A veces Spade padece de incontinencia verbal:

“- ¡No hay perros que valgan! - dijo Spade-. Es la única manera. - Ahora tenía la frente enrojecida y sus ojos eran como dos piedras candentes. El hematoma de la sien había adquirido un tono cobrizo-. Sé de lo que hablo. He pasado por ello otras veces y quiero pensar que no será la última. En un momento u otro he tenido que mandar al cuerno a todo tipo de gente, del Tribunal Supremo para abajo, y no me ha pasado nada. Y si no me ha pasado nada es porque nunca he perdido de vista que tarde o temprano llega el día del ajuste de cuentas; y cuando llegue ese día quiero estar en condiciones de entrar en la jefatura precedido por una víctima propiciatoria y decir: “¡Eh chicos, aquí tenéis al criminal!”. Mientras pueda hacer eso, nada me impedirá reírme en la cara de todos los jueces y todas las leyes habidas y por haber. La primera vez que me falle, soy hombre muerto”. Esa primera vez no ha llegado todavía y no va a ser esta. Ya se lo digo yo”.

Brutal oda a la incorreción política de un personaje único, que se encara con policías o fiscales como si fueran matones, que pacta con unos, con otros y con ninguno al mismo tiempo. Una creación puramente Hammett, a la que Huston y Bogart terminaron de dar imagen y a la que tantos, tantos, deben tantísimo, lo reconozcan o no.

Al igual que el agente de la Continental, necesita de sus excesos y su verborrea para ser grande, se crece en la violencia y se diluye en los relatos en los que se reduce al trabajo detectivesco más clásico. Puede que no guste a muchos, que hay quienes crean que ha envejecido mal, que es un machista insoportable, que su moral es de otro mundo, que su radicalidad y su sinceridad no van a ninguna parte. 

Fuente: El País

60 años sin Humphrey Bogart

lunes, 9 de enero de 2017

La leyenda de los Globos de Oro

Más de dos décadas después de su creación, la Comisión Federal de Comunicaciones denunció que la ceremonia «había engañado al público sobre cómo se eliegieron los ganadores» (eran elegidos por un lobby, si estos no asistían al evento, se elegía a otro como ganador) y multó a la NBC —la cadena que durante años había emitido la gala, gracias a un lucrativo contrato con la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood— por participar en el escándalo, por lo que esta decidió prescindir de la ceremonia de los Globos de Oro desde 1968 a 1974.

John Huston,  Jane Wyman  y el productor Jack L.Warner.


Pero los Globos de Oro no siempre fueron tales. La Asociación de la Prensa Extranjera nació en 1943, cuando el corresponsal británico de The Daily Mail afincado en la meca del cine decidió crear esta asociación para compartir material y contactos. Aunque sus orígenes fueron humildes, pronto se expandió y sentó el campamento base de sus reuniones en el hotel Roosevelt. En su primera ceremonia, muy informal, celebrada en 1944 en los estudios de la 20th Century Fox en Los Ángeles, premiaron a Jennifer Jones por La canción de Bernadette, que también ganó el premio a mejor película, y a Paul Lukas por Watch on the Rhine. El premio ni siquiera tenía todavía su característica forma de globo rodeado por celuloide, sino que se entregaban en forma de pergamino.

No sería hasta el año siguiente cuando Mariana Cisternas ideó la estatuilla que hoy conocemos. Ese 1945, recién acabada la Segunda Guerra Mundial, se organizó la primera gala social en el hotel Beverly Hills, y Siguiendo mi camino ganó el Globo de Oro a la mejor película, mientras que Ingrid Bergman y Alexander Knox fueron reconocidos como la mejor actriz y el mejor actor respectivamente por sus actuaciones en Las campanas de Santa María y Presidente Wilson. Categorías muy limitadas si las comparamos con las 14 que hay actualmente sobre cine. Eso debieron pensar en 1951 los miembros de la asociación, que, tras una división en 1950 que les separó en dos grupos que daban premios diferentes (Globos de Oro y Henrietttas), decidieron segmentar los premios en drama y comedia o musical.

Hubo que esperar hasta 1955 para que los Globos de Oro, en la que también hay periodistas españoles, se decidiese a incluir series de televisión en sus premios. Esta primera categoría, titulada «logro televisivo», premió a Desi Arnaz por American Comedy y a Dinah Shore por la antología de series de Disney. En 1962 crecieron las categorías televisivas, incluyendo la mejor serie, mejor actor y mejor actriz.

Hoy en día, los Globos de Oro reconocen logros en 25 categorías; 14 en el cine y en la televisión 11.

Fuente: ABC

domingo, 8 de enero de 2017

"Feud", serie que recrea la relación entre Crawford y Davis

FX estrenara próximamente la serie de televisión FeudCreada por Ryan Murphy, con 8 episodios en la primera temporada.



La primera temporada con fecha aún sin concretar, abordará la enemistad ojeriza entre Joan Crawford (Jessica Lange) y Bette Davis (Susan Sarandon) y en cómo decidieron dejar sus diferencias a un lado para colaborar juntos en la gran pantalla con el clásico ¿Qué fue de Baby Jane?. También aparecerán Catherine Zeta-Jones como Olivia de HavillandSarah Paulson como Geraldine Page.





martes, 3 de enero de 2017

An american movie legend Kim Novak

Marilyn Pauline Novak tuvo que cambiarse el nombre para hacerse un hueco en la industria cinematográfica porque ya había otra Marilyn en el negocio, Marilyn  Monroe. De este modo nació Kim Novak, como nacen tantas actrices que se inventan, o alguien inventa para ellas, un nombre artístico para alcanzar el estrellato. Novak, célebre por su trabajo con Hitchcock en Vértigo, vive actualmente retirada en un rancho de Oregón y asiste de vez en cuando a festivales de cine y programas de televisión.

En 1954 se trasladó a Los Ángeles y empezó su carrera cinematográfica. Es el productor de la Columbia, Harry Cohn, quien le sugirió el cambio de nombre. Se le abrieron las puertas del éxito con Picnic de Joshua Logan, al lado de William HoldenLa cúspide de su carrera está en Vértigo (1958), un título que desbancó a Ciudadano Kane como mejor filme de la historia según un baremo del British Films Institute’s en el 2012, cuando la cinta de Orson Welles ostentaba el primer puesto desde el 1962. 



Hitchcock articuló el arquetipo femenino modelando a Kim Novak a su antojo. La historia presenta al personaje de James Stewart, tan atento como estupefacto, frente a Madeleine, primero, y Judy, después, en un juego de suplantación de personalidad y profundas sutilezas psicológicas que la actriz transmitió con precisión. Novak ha explicado que para preparar las escenas emocionales Stewart necesitaba concentrarse en si mismo... hasta que, poco a poco, cuando estaba a punto, salía de su soledad. Entonces le cogía la mano, ella se la apretujaba y de este modo ambos alcanzaban la intensidad del momento. Con James Stewart también rodó Me enamoré de una bruja. El filme de Hitchcock le sirvió para el personaje posterior de La misteriosa dama de negro, con guión de Blake Edwards.

Sobre la relación con Hitchcock se ha escrito de todo, que si hubo humillación, que si se admiraban mutuamente... Sí que hubo una tensa discusión sobre el vestuario que el director tenía pensado para el papel. Kim Novak odiaba el traje chaqueta gris y los zapatos negros que le tenían preparados porque no quería renunciar a la imagen que tenía de actriz rubia y sex symbol. Hitchcock dejó que se lamentara y al final sentenció que el vestuario y el peinado eran perfectos para la construcción del personaje. Así fue.




Ahora vive junto a su segundo marido, el veterinario Robert Malloy, se dedica a la cría de caballos y llamas y cultiva su afición a la pintura. Padeció un cáncer de mama, del que está curada, y ha hablado abiertamente de la depresión bipolar que se le diagnosticó cuando ya no estaba en Hollywood y de la que se está medicando. La enfermedad, según ha manifestado, la ayudó en los momentos máximos de su profesión pero también acentuó sus desengaños. Se ha sometido a retoques de estética por los que ha recibido críticas pero conserva a sus 83 años los rasgos de la mujer arrebatadora que fue. Pese a haberse retirado en los noventa, Novak aún se pondría frente a la cámara si le ofrecieran un buen guión.

Fuente: La Vanguardia

Recordando diálogos: Gilda

Gilda: If I'd been a ranch, they would've named me "The Bar Nothing"


lunes, 2 de enero de 2017

Recordando diálogos: Historias de Filadelfia



Macaulay Connor: Oh Tracy darling...

Tracy Lord: Mike..
.
Macaulay Connor: What can I say to you? Tell me darling.

Tracy Lord: Not anything - don't say anything. And especially not "darling."


domingo, 1 de enero de 2017

Recordando diálogos: Casablanca


Ilsa: I can't fight it anymore. I ran away from you once. I can't do it again. Oh, I don't know what's right any longer. You have to think for both of us. For all of us. Rick: All right, I will. Here's looking at you, kid. Ilsa: [smiles] I wish I didn't love you so much.