Mujercitas

sábado, 5 de octubre de 2013

Mujercitas

Mujercitas, la novela  publicada en 1868  escrita por Louisa May Alcott ha sido adaptada en el cine varias veces. Hay versiones filmadas en 1917 y 1918, una de 1933 dirigida por George Cukor con Katharine Hepburn y Joan Benett, y otra de 1994, la más reciente de todas, en la que participaron estrellas como Susan Sarandon, Winona Ryder, Kirsten Dunst y Claire Danes. 

George Cukor adapta magistralmente la obra, siendo una de las mejores que se han realizado hasta el momento. Puede que ésta sea la película más fiel a la novela de que se han realizado, la mayoría del guión son diálogos de la novela de Alcott sin nigún tipo de adaptación, pero también añaden elementos que la hacen muy atractiva, principalmente el momento de la obra de teatro que crean las hermanas al inicio de la película. Una divertida aventura que vemos muy desarrollada y que le da alegría a la historia.

Una película que nos habla de amor, generosidad, convivencia, respeto, sufrimiento… Pero, sobre todo, nos habla de la familia,  de la niñez y de la importancia que tienen  valores como la honradez, la generosidad y la tolerancia. Valores que si recibes desde pequeño darás y compartirás de la forma más natural y te harán ser más feliz cuando llegues a adulto. Valores que en nuestros días creo se están perdiendo cada vez más.



Una historia entrañable en la que cabe destacar la soberbia interpretación de una jovencísima Katharine Hepburn. Solamente por verla a ella ya merece la pena la película entera. Ella es el alma conductora de la historia y representa su propia personalidad. Está clavada en el papel de Jo. Como diría su profesor Bhaer: “Un espíritu libre”. Una mujer luchadora, divertida, soñadora y, por encima de todo, valiente, capaz de romper las estrictas reglas de la sociedad americana de la época.


George Cukor consigue crear un film de gran belleza visual, con una ambientación impecable. La fotografía es de Henry Gerrard y sería uno de sus últimos trabajos antes de morir.



En esta adaptación de 1933 hay muchas anécdotas. Cuando se empezó a rodar la película Joan Bennett estaba embarazada y el diseñador de vestuario tuvo que rehacerle todos los vestidos, porque Cukor no sabía nada. Por su parte, Katharine Hepburn escribió en su autobiografía: “Era como estar en el cielo. George Cukor estuvo perfecto, captó la atmósfera al instante”. Hepburn le pidió al diseñador de vestuario, Walter Plunkett que copiara un vestido que su abuela materna llevaba en un ferrotipo que conservaba.

David O. Selznick, que, aunque no aparece en los créditos, produjo la película, fue el artífice de que el proyecto se llevara a cabo. Le costó mucho, ya que en aquella época en Hollywood se pensaba que una película de mujeres ambientada en la Guerra Civil no funcionaría. Fue un éxito y, gracias a esto, Selznick se lanzó pocos años después a la que sería su gran obra: Lo que el viento se llevó.


El interior de la casa de los March está copiado de una casa auténtica de Louise May Alcott, autora de la novela, en Massachusetts.

Otra versión es la que Mervin LeRoy realizó en 1949 en un tecnicolor con June Allyson, Margaret O’Brien, Mary Astor, Janet Leigh y… Elizabeth Taylor.

Era la cuarta vez que la historia de esas hermanas que crecen y maduran mientras se desarrolla la Guerra Civil Americana iba a ser adaptada al cine y David O. Selznick, el productor de Lo que el viento se llevó, lo tenía todo previsto para convertirla en un gran éxito. Mervin LeRoy, responsable de éxitos como El puente de Waterloo, iba a ser el director y en la película iban a participar actrices como Rhonda Fleming y Jennifer Jones, con la que Selznick se casaría pocos años después. Sin embargo, los malos resultados de Duelo al sol provocaron que el productor vendiera los derechos a la Metro-Goldwyn-Mayer y solo el director y la actriz Elizabeth Patterson, en el papel de la criada, permanecieron en el proyecto. El resto del reparto cambió completamente.


La película se toma algunas pequeñas libertades respecto a la novela. En el libro, por ejemplo, la menor de las cuatro hermanas es Amy pero la Metro quería a Margaret O’Brien, la estrella infantil de El fantasma de Canterville, para el papel de Beth. La joven actriz no había cumplido aún los doce años y era imposible que pareciera mayor que la elegida para Amy, Elizabeth Taylor, que rondaba ya los diecisiete. La solución fue muy sencilla: Beth sería la más pequeña de todas. Por cierto, que la cesta que lleva este personaje en algunas escenas es la misma que usó Judy Garland en títulos como El mago de Oz y Cita en St. Louis.

June Allyson, que interpreta a Jo, también tuvo problemas con la edad. Pasaba de los treinta años y debía interpretar a una chica que, al comienzo de la historia, tiene tan solo quince. Pero la magia de Mujercitas lo perdona todo. Vista superficialmente puede parecer tan solo un film cursi, melodramático y lacrimógeno pero, al igual que ocurre con el libro, es una película que muestra personajes femeninos fuertes y decididos. Jo quiere convertirse en escritora y nada ni nadie se lo impedirá. Publica pequeños cuentos y relatos, se emancipa y se va a vivir lejos de su casa e incluso prescinde de su rasgo femenino más característico, su larga melena, cuando las circunstancias así lo requieren.



FUENTE: El País.es, Las cuatro hermanitas (Lopez Linares)

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